Gustavo Bueno (si no conoce su obra, me agradecerá que le anime a hacerlo) acuño el término “Pensamiento Alicia” en relación con Zapatero y su melifluo discurso, en el que da más importancia al cómo que al qué —tanta, que intenta anestesiar al adverbio mediante la fuerza del pronombre—, de tal manera que no solo se ajusta al mermado nivel intelectual que desearía en su target electoral, sino que lo promueve. Esto es un late motiv del político actual, pero también de casi cualquier vendedor; en El arte de cuidar la mente tratamos este aspecto para que no se la cuelen:
“El filósofo Gustavo Bueno acuñó el término «pensamiento Alicia» para designar a una suerte de pensamiento simplista que encubre la realidad en lugar de someterla a análisis, «no mantiene la conciencia crítica de la distancia entre el mundo real y el País de las Maravillas» (Bueno, 2006). De esta manera, se traslada la importancia al componente emocional, edulcorando y aplastando la racionalidad (en vez de potenciarla), organizando unas respuestas sencillas que proponen el fin de una explicación sin pasar por los posibles fallos, problemas y repercusiones que supondrían alcanzar ese fin 7. Tal como sucede con Alicia en las líneas iniciales, una persona cuya capacidad analítica no haya sido estimulada podrá aceptar argumentos simplistas que satisfagan un nivel bajo de comprensión. Cuando la masa, tal y como proponían Gustave Le Bon y Ortega y Gasset, supone una mayoría considerable, el mensaje dirigido al ciudadano se enfoca y adapta a la capacidad comprensora de esa mayoría para ser admitido por el porcentaje más alto de individuos (como ocurre en publicidad, política, ideologías, etc.)”.
El arte de cuidar la mente (Valero, 2025).

7 – En este mundo idealizado que proponen, se valora un argumento en función del impacto emocional que provoque, no según el todo que suponga llevarlo a cabo. Se obvian las dificultades, métodos y vías que se necesitarían para alcanzar dicho fin.