Aventuras de la Historia

Se cuenta que allá por el año 793… «En este año aparecieron unos terribles presagios sobre Northumbría y aterrorizaron muchísimo a la gente. Consistieron en inmensos torbellinos y destellos de relámpagos, y flameantes dragones fueron vistos volando en el aire» (Crónica anglosajona; citada en Valero, 2024).

Tampoco iban muy desencaminados, ya que las costas europeas, empezando por aquellas habitadas por los autores de tales crónicas, estaban a punto de experimentar el terror por la llegada de unos bárbaros (siguiendo la etimología designada por el Impero romano para tal palabra). Si tuviéramos que hablar de un pistoletazo de salida en el que se produjo este choque cultural, :

«No es, en efecto, hasta la siguiente incursión, en 793, cuando muchos historiadores sitúan el inicio de la era vikinga, ya que fue entonces cuando se produjo el primer saqueo con violencia múltiple. Pero aquí vamos a tratar otra faceta: la de exploradores y colonos; y para ello vamos a emprender un viaje desde las costas de Noruega hasta el otro lado del Atlántico, donde habrá escalas, personajes que han pasado a la Historia y mucha aventura, todo ello maridado, como en este libro se pretende, con breves apuntes culturales para que esta diáspora vikinga también sea una oportunidad lúdica que estimule el conocimiento.

La teoría más aceptada sobre esta emigración masiva iniciada en el siglo VIII es que obedeció a una sobrepoblación fruto del éxito demográfico, la cual a su vez provocó una escasez de recursos que empujaría a estos pueblos a hacerse a la mar. Para ello, demostraron sus dotes de navegación y pericia en mares especialmente hostiles, como el Atlántico Norte. Esta expansión vikinga por regiones de naturaleza poco hospitalaria se diferencia de otras campañas como la emprendida en Europa —dedicada principalmente al saqueo— o la del este, hacia Rusia, donde ejercieron también un papel de mercaderes y mercenarios. Su intención entonces era establecerse en esas tierras nórdicas recién descubiertas, fundando en ellas colonias permanentes. De hecho, en las islas Feroe y sobre todo en Islandia, tenemos la única extensión del mundo escandinavo que continúa tras la época vikinga45.

¿Cómo supieron de la existencia de aquellos lugares? Se cree que durante sus incursiones a las islas escocesas a finales del siglo VIII, establecieron contacto con monjes irlandeses que les hablaron de una tierra más al norte46. El caso del que aquí hablaré es el de los noruegos, que poniendo proa al oeste, aproximadamente a inicios del siglo IX (puede que antes), llegaron a las islas Shetland; de allí, a las Orcadas; y de estas, a las Hébridas, para más tarde arribar a Feroe y luego a Islandia (entre 860 y 870). Desde allí navegaron a Groenlandia (hacia 982 o 985) e incluso a las costas canadienses.»

(Valero, 2024)