Quizá haya escuchado cierta afirmación aseverando que la industria del wellness factura más que la industria farmacéutica. El dato es real, pero enfrenta un agregado multisectorial con un subsector sanitario concreto, lo que distorsiona la comparación cuando se presentan como industrias equivalentes. Según el Global Wellness Institute, la economía global del bienestar alcanzó alrededor de 6,3 billones de dólares en 2023, una cifra elevada porque integra once sectores muy amplios —desde belleza y fitness hasta turismo de bienestar, suplementación o inmuebles “saludables”— que pertenecen más al consumo general que a la salud clínica (Global Wellness Institute, 2024a; 2024b). En cambio, las estimaciones del mercado farmacéutico contabilizan solo la venta de medicamentos, situada en torno a 1,6 billones de dólares en 2023 (IQVIA Institute for Human Data Science, 2023; BCC Research, 2025).
Esta desproporción entre la amplitud económica del “wellness” y el ámbito mucho más acotado de los medicamentos ayuda a entender otro fenómeno: el crecimiento explosivo de los suplementos dietéticos y productos “naturales” vendidos como atajos hacia la salud.
Bajo terminología como fit, wellness, light o natural se presentan diferentes formas de consumo como “saludables”, bajo un marco que permite que miles de suplementos lleguen al mercado con una base científica débil o directamente inexistente (y, en algunos casos, con riesgos reales para determinadas personas), respaldados más por el marketing que por la evidencia. Los márgenes regulatorios que permiten atribuir beneficios a estos productos también generan confusión, especialmente cuando la interpretación de una conclusión científica se ve filtrada por una tríada peligrosa: los sesgos que llevemos dentro, la necesidad de encontrar algo —o alguien— que nos confirme lo que nos gustaría creer y la tendencia a sobreestimar nuestro propio conocimiento, asumiendo que entendemos cuestiones que en realidad no dominamos. En El arte de cuidar la mente (un fantástico regalo navideño, tanto para uno mismo como para otros, desde la opinión de este humilde escritor) hacemos hincapié el este aspecto tan relevante que es el manejo de la información para cuidar de la salud, tanto física como mental:
«Además, las ramas pseudocientíficas han sabido llegar mejor al vasto público, acompañadas también de grandes campañas de márquetin en las que se aprovechan hábilmente las limitaciones fácticas del conocimiento racional para hacer pasar especulaciones desenfrenadas, y datos no controlados, por resultados de la investigación científica. Como la ciencia genuina es difícil, exige mucho esfuerzo, paciencia y la generalización masiva de una alta educación cultural que, dada la estructura actual de los sistemas productivos, solo está al alcance de una pequeña minoría; la pseudociencia prospera en las sociedades industrializadas con más facilidad que el conocimiento desinteresado y que el escepticismo organizado (Bueno et al., 1991). Podemos encontrar grandes empresas, figuras famosas y reclamos publicitarios muy bien trabajados que enfatizan el quién en vez del qué.»
(Valero, 2025)

Bibliografía:
BCC Research (2025). Global pharmaceutical market projected to hit $2.2 trillion by 2029. BCC Research.
Global Wellness Institute (2024). 2024 Global wellness economy monitor. Global Wellness Institute.
Global Wellness Institute (2024, November 5). The global wellness economy reaches a new peak of $6.3 trillion and is forecast to hit $9 trillion by 2028 [Press release].
IQVIA Institute for Human Data Science (2023). The global use of medicines 2023: Outlook to 2027. IQVIA.
Valero, A (2025). El arte de cuidar la mente. McGraw Hill – Aulamagna.