Cuando hablamos de una etapa tan maravillosa de la vida como el embarazo, lo hacemos con todas las consecuencias e intentando conocer todas las variables que acarrea tan extraordinario proceso, por ejemplo, atendiendo a que…:
«El embarazo puede conllevar también otros cambios de índole emocional, con tasas de estrés que compliquen la situación psicológica. El apoyo a la mujer embarazada se sitúa como estrategia clave para afrontar los cambios psicológicos y emocionales que puedan repercutir en episodios depresivos, estresantes y ansiosos, tanto durante como después de la gravidez. Esto puede debilitar el estado emocional y producir un incremento notable en la aparición de trastornos afectivos, que puede acarrear la aparición de efectos perinatales adversos y perjudicar el desarrollo del feto (Bermúdez et al., s.f.).
Mejorar la situación emocional de la mujer antes y durante el embarazo 5 se muestra relevante para afrontar las complicaciones psicológicas posteriores; la personalidad de la mujer va a ejercer una poderosa influencia a la hora de gestionar las complicaciones emocionales derivadas del embarazo, pudiendo ser antes como durante y también después de la gestación (Bullones et al., 2008).
La paternidad involucra un proceso de mentalización para hacer frente a las modificaciones que se van a producir en diversos campos, tanto para la madre como para el padre, por lo que requiere un proceso psicológico de adaptación. Dayan, Andro y Dugnat (1999; citados en Martín, 2011) señalan que la mujer realiza un trabajo adaptativo de…»
(Valero, 2025)

5 – Las preocupaciones generan situaciones estresantes que van a influir negativamente de diferente manera: al inicio del embarazo, producirán un aumento de la sintomatología psiquiátrica, y durante el embarazo, pueden provocar un desarrollo ineficaz de la lactancia materna (Bullones et al., 2008).