Endúlcese el embarazo, con responsabilidad

Durante el embarazo y la lactancia, cada bocado importa. Esta crema casera —rica en grasas saludables, fibra, minerales y proteínas vegetales— ofrece una forma natural y deliciosa de cuidar el cuerpo materno sin renunciar al placer. Más que un antojo, es una aliada nutritiva para una etapa exigente y única.

El embarazo es un estado de expansión fisiológica y de contención simbólica. Se amplifica la sensibilidad gustativa, la necesidad de micronutrientes, el volumen plasmático y la vigilancia del entorno. No hay otro momento vital en que los alimentos —por simples que parezcan— adquieran un carácter tan decisivo y ceremonial. En ese marco, una crema como esta se convierte en algo más que un placer: puede ser una aliada sabia.

Sus ingredientes principales conforman un conjunto funcional: grasas insaturadas, fibra soluble e insoluble, minerales esenciales como el hierro no hemo (podemos acompañar una tostada de esta crema con un kiwi o mandarina, para favorecer la biodisponibilidad de este nutriente), el calcio, el zinc, y vitaminas del grupo B. Las avellanas y nueces, especialmente, nutren al feto sin desbordar el metabolismo materno, ayudando a estabilizar el perfil lipídico y reforzar la protección antioxidante. La avena, el cacao, los dátiles y la leche completan este mosaico con una combinación de hidratos de absorción gradual, compuestos fenólicos y aminoácidos estructurales.

Esta preparación puede contribuir a aliviar algunos síntomas comunes: el estreñimiento del segundo trimestre, la fatiga moderada o incluso los antojos nocturnos, que a menudo se intentan satisfacer con productos ultraprocesados y carentes de densidad nutricional. Frente a ello, esta crema responde con alta densidad nutricional y un sabor excepcional (en esto último del sabor tengo que advertirles que el autor de la receta y el post se ha dejado llevar por la subjetividad y la rima, así que tendrán que juzgar ustedes).

Eso sí: precauciones razonables durante el embarazo:

  • La cafeína del cacao, si bien contenida, debe contabilizarse en el cómputo diario (200 mg máximo recomendado), especialmente si la mujer consume café, té o refrescos.
  • Las nueces y frutos secos deben proceder de fuentes seguras, estar bien conservados (libres de rancidez o aflatoxinas) y ser consumidos con conocimiento de tolerancia digestiva.
  • En el tercer trimestre, hay autores que recomiendan moderar los polifenoles (como los del cacao en alta concentración), por su posible efecto sobre el flujo sanguíneo fetal —aunque los estudios en humanos son limitados y no concluyentes.
  • Por su densidad calórica, no debe convertirse en un alimento de consumo libre si existe sobrepeso gestacional, aunque puede incluirse en pequeñas dosis como merienda o complemento.

En definitiva, esta crema representa un pequeño lujo sensato y nutritivo dentro de la arquitectura alimentaria del embarazo: no es un capricho vacío, sino una formulación que responde —como opción saludable y rica— a las necesidades aumentadas del cuerpo materno y del feto en formación.

Alejandro Valero

Observaciones:

Los ingredientes pueden alterarse en su proporción para garantizar mayor presencia de uno u otro, así como favorecer una textura más o menos cremosa (como ocurre con el caso de la leche o la bebida de soja), con mayor o menor presencia de tropezones. También se puede jugar con las proporciones de avena: utilizar copos, harina o los compuestos proteicos de avena, como aquellos que podemos encontrar en supermercados o tiendas dietéticas.

Al final se trata de jugar con los ingredientes y sus proporciones hasta elaborar algo que se ajuste a las preferencias en cuanto a textura (más crema o más densa) y sabor.

Aprovecho para recomendar picar primero las avellanas y nueces con los dátiles y la avena —si se le quiere añadir—, y disolver el cacao y el resto de ingredientes en un vaso de la bebida seleccionada caliente para añadirlo después, cuando la mezcla vaya teniendo un aspecto aproximado al deseado.