¿Hay que aceptar a la gente tal y como es?

En la obra El arte de cuidar la mente, con la que tanto damos el coñazo aquí, encontrará muchos porqués a muchos asuntos que, de la mano de la ciencia, se verán esclarecidos.

«Por esto no se puede decir que fulanito es así y hay que aceptarlo como una inevitabilidad, que Menganita solo debe admitir a quien la acepte cómo es —en vez de mejorar su persona, con lo que mejorarían sus pretendientes— o que nosotros somos de determinada manera que obedece a un comportamiento emocional —como el ser antipático, desagradable, malhumorado, tímido, etc.— y esto obliga a los demás a aguantarnos. Estos no son rasgos inmodificables como pueden serlo ser alto o bajo, son el modo en el que nos comportamos y podemos elegir no hacerlo trabajando en intentar actuar de una manera diferente que no nos perjudique ni a nosotros ni a los que nos soportan. Es nuestro deber aceptar la responsabilidad sobre aquello que nos concierne, y esto va más allá de nuestras acciones, abarcando también nuestras actitudes, emociones y personalidad. Las emociones interfieren en el proceso que nos permite evaluar los síntomas y las situaciones, por lo que afectan también a las expectativas propias para desarrollar conductas que sean promotoras de la salud. Por ello, aquellos que experimentan sus emociones con intensidad y sin control, pueden presentar mayor predisposición a…»

El arte de cuidar la mente (Valero, 2025)