Aunque no existe contraindicación absoluta para el consumo de té verde durante la gestación, su inclusión en la dieta debe matizarse a la luz de la evidencia científica. El té verde contiene cantidades moderadas de cafeína (20–35 mg por taza), cuyo consumo acumulado —al considerar la posible ingesta de otras fuentes dietéticas como el café, el chocolate o ciertos refrescos, nada recomendadas durante esta etapa tan importante— no debe superar los 200 mg diarios, límite establecido por organismos como la OMS para minimizar el riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro o restricción del crecimiento fetal (Chen et al., 2014; Weng et al., 2008). Por otra parte, las catequinas presentes en esta infusión —epigalocatequina galato, principalmente— han demostrado capacidad para interferir en la absorción del ácido fólico, micronutriente clave en la prevención de defectos del tubo neural durante el primer trimestre de gestación (EFSA, 2015). A ello se suma su efecto inhibidor sobre la biodisponibilidad del hierro, principalmente el no hemo, si se consume junto a las comidas, un aspecto clínicamente relevante en gestantes con ferropenia o riesgo de anemia.
Desde una perspectiva práctica, el té verde podría tolerarse en cantidades limitadas —una o dos tazas diarias—, siempre que se consuma alejado de las comidas principales y no se utilicen extractos concentrados ni suplementos fitoterápicos no estandarizados. La literatura médica desaconseja expresamente el uso de preparados con catequinas purificadas durante el embarazo, dada su farmacocinética distinta y su potencial toxicidad hepática en dosis elevadas (EFSA, 2015). Así entendido, el té verde no debe interpretarse como una bebida funcional ni como una fuente segura de antioxidantes durante la gestación, sino como una infusión moderadamente estimulante, cuyo consumo es tolerable solo si se contextualiza en una dieta supervisada y adaptada a las necesidades específicas del embarazo (WHO, 2016; Institute of Medicine, 1990).
En definitiva, si en algún momento apetece una taza de té verde, puede tomarse sin temor (siendo lo ideal sin costumbre), siempre que se haga con criterio y atendiendo al contexto particular de la madre y el desarrollo del feto. Son apenas nueve meses, pero en ellos ambos merecen el mayor cuidado. Para un abordaje más completo, véase la Guía de ejercicio físico y alimentación en el embarazo y el posparto (Valero, 2025).

Bibliografía:
Valero, A (2025). Guía de ejercicio físico y alimentación en el embarazo y el posparto. McGraw Hill – Aulamagna.
EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition and Allergies (NDA). (2015). Scientific Opinion on the safety of green tea catechins. EFSA Journal, 13(5), 4080. https://doi.org/10.2903/j.efsa.2015.4080
Weng, X., Odouli, R., & Li, D. K. (2008). Maternal caffeine consumption during pregnancy and the risk of miscarriage: a prospective cohort study. American Journal of Obstetrics and Gynecology, 198(3), 279.e1–279.e8. https://doi.org/10.1016/j.ajog.2007.10.803
Institute of Medicine (US) Committee on Nutritional Status During Pregnancy and Lactation. (1990). Nutrition During Pregnancy: Part I: Weight Gain; Part II: Nutrient Supplements. National Academies Press.
Chen, L. W., Wu, Y., Neelakantan, N., Chong, M. F., Pan, A., & van Dam, R. M. (2014). Maternal caffeine intake during pregnancy is associated with risk of low birth weight: a systematic review and dose-response meta-analysis. BMC Medicine, 12(1), 174. https://doi.org/10.1186/s12916-014-0174-6
World Health Organization. (2016). Recommendations on Antenatal Care for a Positive Pregnancy Experience.